Que hacemos

No existe una panacea para proteger la Amazonía. Es una selva de 5.500.000 km2 (casi 3 veces el tamaño de México), hogar de 30.000.000 de personas y ocupada por el hombre desde hace al menos 15.000 años. Sus lenguas son tan numerosas como sus complejidades en materia de seguridad y su riqueza en flora y fauna. Si bien es necesario abarcar la diversidad de la Amazonía para actuar, trabajamos por la supervivencia de la selva desde dos grandes ejes estratégicos: la mejora de las condiciones materiales (compra de tierras, fomento de la economía sostenible, agroecología, protección de los animales) y culturales (intercambio de conocimientos, fortalecimiento del orgullo indígena). Protegemos tanto el árbol como sus raíces, desde una perspectiva generacional y colaborativa.

La economía de las tierras

  1. Las tierras se compran y se transforman en reservas destinadas exclusivamente al turismo sostenible y a las prácticas ancestrales indígenas. Un pueblo sin tierra es un pueblo sin identidad, y la Amazonía sin sus vastos territorios está condenada a desaparecer. Los siguientes principios orientan este eje fundamental en nuestra actividad:
    1. Nuestros proyectos promueven una visión holística del problema amazónico, no basta con declarar que las tierras sean protegidas para que lo estén en la realidad. Sería imposible privar los habitantes de la Amazonía de ingresos, y sin actividades lucrativas, éstos se dedicarían a la extracción de recursos minerales, fósiles, vegetales. Promovemos el turismo comunitario y sostenible, haciendo que todos los habitantes de la Amazonía se beneficien del maná financiero.
    2. Dado que son el origen de los resultados indiscutibles en materia de conservación del patrimonio y mantenimiento de la biodiversidad, los pueblos indígenas están autorizados a establecerse en los territorios adquiridos por la ONG, sobre la base de un proyecto de vida comunitaria, propuesto y aprobado por el consejo ejecutivo de los “Guardianes de la Amazonía”.
    3. Se dará prioridad a la adquisición de tierras a las tierras que ya estén en poder de agentes privados, en particular los ganaderos de bovinos. Estas tierras luego quedan abandonadas, sin actividad de reforestación, para que la naturaleza se regenere por sí misma. Se tarda alrededor de una década para que una superficie de al menos 10.000 metros cuadrados (1 hectárea) pueda albergar de nuevo serpientes, aves, y ver quizás pasar algunos felinos al caer la noche. Las tierras compradas no serán adquiridas a detrimento del vendedor, ni serán utilizadas para generar ganancias.

Las culturas humanas

  1. La reapropiación de las técnicas antiguas del conocimiento de la selva y su transmisión a las personas nacidas en la modernidad. Por diversas razones, muchos pueblos indígenas de hoy ya no tienen acceso a los conocimientos de sus ancestros. A veces, por vergüenza al definirse como un pueblo originario de la Amazonía, o a veces por sumisión a grupos armados o a multinacionales, debido a desplazamientos forzados, o incluso por pérdida de territorios, las razones que afectan la supervivencia cultural de los pueblos indígenas son múltiples y únicos para cada pueblo, cada región. Sin embargo, sin un enfoque cultural, que se añada al aspecto económico, la salvaguardia de la Amazonía sería un desafío. La mejora de la salud de la selva amazónica pasa por el buen equilibrio psíquico y físico de sus guardianes.
    1. Ofrecemos intercambios de conocimientos entre comunidades indígenas. Una comunidad sana puede inspirar y alentar a las comunidades dañadas por la modernidad y la violencia a que se levanten con orgullo, feliz con su historia y su legado. La mayoría de los proyectos de ayuda a las comunidades indígenas ignoran este aspecto primordial: antes de sembrar, hay que asegurarse de que la tierra sea fértil.
    2. Transmisión de conocimientos y experimentación modernos en materia de agroecología, bioconstrucción, herramientas tecnológicas para mejorar la salud de la fauna y la flora. Aunque los “Guardianes de la Amazonía” no creen que las respuestas a la crisis del mundo vivo pasen por la tecnología, cree firmemente en el intercambio del conocimiento y en la transmisión de los conocimientos científicos a las comunidades que buscan resolver problemas ecológicos o sociales. Por ejemplo, un pueblo no amazónico, los Koguis de la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia), llevan alertando al mundo sobre los riesgos del calentamiento global desde los años 80. Lo que no les impide participar en investigaciones con el acelerador de partículas del CERN en Ginebra.
    3. Así, en una perspectiva “mestiza” de saberes tradicionales y occidentales, los “Guardianes de la Amazonía” quieren dar y recibir. Las comunidades que reciben ayuda, primero deben haber decidido ayudarse a sí mismos. Los líderes de las comunidades indígenas participarán en las decisiones sobre el uso de la tierra o sobre la dirección de los proyectos de la organización. Ni la naturaleza ni los seres humanos pueden ser tratados como objeto; nuestra organización pasa de la palabra a los hechos, y combina lo mejor de los mundos tradicionales y modernos, porque la unión de todos los conocimientos y voluntades es necesaria para preservar la Amazonía.

La protección de la fauna y la flora es sin duda el motivo principal que motiva la acción de los “Guardianes de la Amazonía”. Pero estamos convencidos de que la supervivencia de los pirarucus gigantes del río Amazonas, de los temerosos osos hormigueros y de los perezosos despreocupados, no puede prescindir de un análisis preciso: ¿por qué desaparece la Amazonía, y qué podemos hacer? Creemos que cambiar nuestra perspectiva, ya no ver al ser humano como un problema sino al contrario como una solución, es un paso en la protección del bosque más grande del planeta.